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Lávense los pies unos a otros...(Juan13,14) 

Estando de paseo con mi familia en un puerto de una playa de Ecuador tuvimos una experiencia muy singular. Decidimos tomar un barquito que nos llevaría a alta mar a observar el despliegue de las ballenas que viajan desde la Antártida para traer al mundo sus crías en aguas tropicales.         

Para llegar al barquito, por no haber un muelle, hay que quitarse los zapatos y caminar con los pies descalzos sobre la arena y luego sobre las olas, las cuales lavan los pies. Al regreso, mientras caminábamos con los zapatos en la mano y con nuestros pies cada vez más enterrados de arena, no podíamos creer lo que nuestros ojos estaban viendo. Un grupo de niños, también descalzos, nos esperaban con una gran sonrisa en sus rostros infantiles, y con un baldecito lleno de agua fresca en sus manos. Nos preguntábamos que buscaban. En cuanto terminamos nuestra caminata por la arena humedecida, y ya pegada en nuestros pies, los niños corrieron hacia nosotros, preguntándonos con voz anhelante: "¿Puedo lavarte los pies?." Nos miramos, no sabíamos que hacer ya que cada uno de nosotros tenía 2 y 3 niños implorando con sus ojitos y sus vocecitas que les permitiéramos lavarnos los pies. Sus ropas reflejaban la pobreza en la que vivían, y la gran necesidad que tenían de una propina. Decidimos decirles sí al primero, sí al segundo, y sí a todos los que nos rodeaban. -No recuerdo que nunca nadie me haya lavado los pies tantas veces.            

Esta vivencia se quedó grabada en mi mente para siempre. Reflexionando en ella y haciendo un paralelo con el mandato de Jesús, aprendí lo siguiente:

1) Hay una gran humildad tanto en el que lava los pies, como en aquel a quien se le lava los pies. El servicio es de dos vías, y tanto los que sirven como los servidos deben tener el corazón desprendido de la arrogancia y reconocer que por ser criaturas de Dios todos somos iguales, dependemos totalmente de Él, y nos necesitamos unos a otros. Nosotros somos sus discípulos y nos corresponde servir al otro; pero también nos corresponde aceptar con humildad la ayuda del otro cuando la necesitemos. Jesús nos confirma esto, a través del diálogo que tuvo lugar entre Él y Pedro: "Señor, ¿cómo vas a lavarme tú a mí los pies?" Jesús le contestó: "Lo que estoy haciendo, tú no lo puedes comprender ahora; lo comprenderás después". Pedro insistió: "Jamás permitiré que me laves los pies". Entonces Jesús le contestó: "Si no te lavo los pies, no tendrás parte conmigo"

2) El servicio debe hacerse con alegría. Me inspiro cada vez que recuerdo el rostro sonriente de los niños, y aunque ellos esperaban una propina, se notaba que disfrutaban lo que estaban haciendo.

3) El servicio debe ser incondicional, sin esperar nada a cambio. En el caso de los niños ellos esperaban una propina, sin embargo no le pusieron precio. Se conformaron con los que se les diera.

4) La gratitud es un factor importante en el servicio. Es cierto que éste debe darse sin esperar nada a cambio; pero el que recibe el servicio debe tener un corazón agradecido, darle gracias a Dios por inspirar a otros a ayudarnos, y darle gracias al otro por seguir el llamado del Señor a servir.

5) Los discípulos de Jesús debemos servir a los demás por Jesús,  en el nombre de Jesús, y cómo Jesús. -Esto es lo que nos diferencia de los que quizás sirven por intereses propios, o se hacen servir con intereses también egoístas-  Sigamos el mandato del Maestro: "Si yo que soy el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, ustedes también deben lavarse los pies unos a otros. Les he dado el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo hice con ustedes."

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